El porqué de este blog.

Con mi algo de experiencia profesional en comercio internacional y algo más en el uso de la información que se hace en este campo, quiero recoger en este blog aquellas opiniones, argumentaciones o diagnósticos que nos aporten más conocimiento en materia de IEI.
Y continuar así mi recorrido por la Inteligencia Económica que empecé allá por 1996, en París.

Estoy convencida de que la Inteligencia Económica Internacional es una potente herramienta para reforzar la competitividad de las empresas españolas, de los profesionales y de los expertos públicos o privados en el campo del comercio internacional.

Espero compartir opiniones, debates y propuestas, siempre con un enfoque abierto a los escenarios globales.
Y no sólo en este blog: espero también en ASEPIC, Asociación Española para la Promoción de la Inteligencia Competiva, de la que soy socio individual (www.asepic.com.es).

Inés Robredo.

lunes, 1 de junio de 2009

Juan Velarde, junio 2009 - 'Propuestas inadecuadas'

http://www.abc.es/20090601/opinion-firmas/propuestas-inadecuadas-20090601.html
Fuente: ABC, 1 de junio 2009, opinión

PROPUESTAS INADECUADAS - Juan Velarde

"Como una serpiente venenosa que salta sobre nuestra economía y explica la raíz de sus males, según nos han probado todos los estudiosos serios de nuestra economía, desde Perpiñá a Fuentes Quintana, desde Torres a Tamames, desde Olariaga a Torrero, desde Sardá a Estapé y seguir las citas agotaría las páginas de este ejemplar de ABC se encuentran nuestros formidables déficit exteriores. Por cuenta corriente, en los doce meses que concluyen en febrero de 2009, el por cuenta corriente llega a los 145.000 millones de dólares. Sólo nos supera, en cifra absoluta, en los citados 42 países, Estados Unidos, y por habitante, ninguno. El reto, pues, es el de nuestra competitividad. No somos capaces de exportar lo preciso para mantener una fuerte actividad. Los fundamentos para resolver esto son bien conocidos por los economistas. Uno es, como decía Kindeblerger, disponer de energía «abundante, barata y de buena calidad». La baratura, pues, es esencial. Sin ella, nada es posible en un sistema globalizado y con una economía muy abierta.

¿Vamos acaso a salirnos de la UE, aunque eso a alguna mente disparatada se le podría ocurrir? Sería, literalmente, escapar de toda posibilidad de mantenernos en altos niveles de producción, de empleo y de equilibrio presupuestario. Y parte de esa baratura, parte esencial, además, es disponer de energía con costes bajos. Pero he de destacar también, la exigencia de un alto grado de producción energética nacional como se desprendía del Libro Verde de la Unión Europea. No es aceptable que más del 80% de nuestra energía primaria proceda del exterior, un porcentaje, además, que ha crecido con claridad en el último lustro, acompañando a la fuerte expansión económica que experimentó nuestra producción, y, por supuesto, al margen de cualquier planteamiento, conviene repetirlo, de creación de una economía competitiva.

Pues bien; justo cuando este reto se alza ante nosotros, la influyente, en el terreno político, Fundación Ideas para el Progreso, publica un informe, fechado el 20 de mayo de 2009, titulado «Un nuevo modelo energético para España. Recomendaciones para un futuro sostenible» en el que se nos vuelve, prácticamente con exclusividad, a planteamientos obsoletos científica y económicamente de Greenpeace, como, autoridad esencial, en busca del cierre absoluto de todas nuestras centrales nucleares, comenzando por Garoña. Y esto, al margen de que, hacia el futuro, existen en este terreno, asuntos tan revolucionarios como todo lo que se deriva de ITER y la energía de fusión, a la que sólo se llega desde la de fisión como dijo en Madrid el Premio Nobel de Física, Basov, que liquidarán el riesgo, aún remoto, de las reservas de mineral de uranio -en 2008 se consumieron por todas las centrales 70.000 toneladas de uranio, y existen como mínimo 5,5 millones de reservas explotables a un coste económico perfectamente soportable, y 10 millones de toneladas aparentemente explotables ; de que el margen de seguridad es muy aceptable, pues el funcionamiento sin accidentes acumulados significativos de las centrales, después de Chernobil, es ya de 9.000 años; de que el gas natural, como nos ha puntualizado Juan Rosell, tiende a aumentar su precio; de que la seguridad de abastecimiento de minerales de uranio es mucho más seguro que el de los hidrocarburos desde el punto de vista geopolítico; de que asuntos como el de Yucca Mountain --léase el artículo de Robert Bell, profesor del Brooklyn College, en «Le Monde» de 22 de abril de 2009 -se deben a que si hubiese seguido adelante Obama diría adiós a los cuatro grandes electores de Nevada si pretende la reelección en 2012 ; de que la reorientación hacia lo nuclear de toda Europa -en Francia es nuclear el 77% de la energía eléctrica; el 54% de la Bélgica; el 46% de la sueca; el 40% de la suiza% el 29% de la filandesa; el 26% de la alemana y sólo el 10% de la española- aparte todo ello de los considerables avances en costes y en baratura, y que, como señala Juan E. Iranzo en su artículo «La energía nuclear y la garantía del suministro» en «Crónica de Economía. Cuenta y Razón» de 26 mayo-1 junio 2009, en España «contamos con importantes reservas de uranio y cubrimos el ciclo del combustible con producción o participación nacional, lo que reduce en gran medida nuestra vulnerabilidad».

¿Vamos a seguir por este sendero extravagante que muestra este documento? Y si cometemos esa equivocación, ¿no seguiremos simultáneamente por el de una decadencia económica prácticamente indefinida?"

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