El porqué de este blog.

Con mi algo de experiencia profesional en comercio internacional y algo más en el uso de la información que se hace en este campo, quiero recoger en este blog aquellas opiniones, argumentaciones o diagnósticos que nos aporten más conocimiento en materia de IEI.
Y continuar así mi recorrido por la Inteligencia Económica que empecé allá por 1996, en París.

Estoy convencida de que la Inteligencia Económica Internacional es una potente herramienta para reforzar la competitividad de las empresas españolas, de los profesionales y de los expertos públicos o privados en el campo del comercio internacional.

Espero compartir opiniones, debates y propuestas, siempre con un enfoque abierto a los escenarios globales.
Y no sólo en este blog: espero también en ASEPIC, Asociación Española para la Promoción de la Inteligencia Competiva, de la que soy socio individual (www.asepic.com.es).

Inés Robredo.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Sector exterior y debate 'políticas sectoriales vs empresas individuales' - nov. 2009

I Cumbre de la Internacionalización - Club de Exportadores, Octubre 2009
Esta iniciativa, del Consejo Superior de Cámaras, del Club de Exportadores y del Club de Marcas Renombradas, se celebró el pasado 20 de Octubre en Madrid.

El debate sectorial
De sus conclusiones, voy a destacar solamente 2 puntos, que extracto del documento de conclusiones y también discurso de cierre de Gómez Navarro (http://iberglobal.com/frame.htm?http://iberglobal.com/images/archivos/Cumbre_Internacionalizacion_%20conclusiones.pdf)

1. El primer extracto, porque se refiere directamente a la participación necesaria de las empresas en el diseño de las políticas públicas de internacionalización:

"En primer lugar, consideramos que el actual Marco Institucional de Apoyo a la Internacionalización, necesita ajustes que le doten de mayor eficacia.
Algunos aspectos señalados en este sentido, son los siguientes:

· Es necesaria una participación más activa de las empresas, en la elaboración y diseño de los Programas, medidas y acciones por parte de las Administraciones, previa a la toma de decisiones. Y de manera inexcusable, hay que utilizar sistemas de evaluación de sus resultados en términos de coste-eficacia.

2. y este segundo extracto, porque aboga por imponer uno de los 2 modelos actuales de apoyo a la internacionalización, el de la empresa individual,

"En segundo lugar, dentro de este capítulo planteamos la necesidad de modificar el enfoque de las políticas públicas de apoyo a la internacionalización.
En concreto son:
· La utilización de los sectores como elemento básico de las actuaciones de la Administración está superada y hay que sustituirlo por el de “Empresas con Capacidad Competitiva”.

IEI - Completamente de acuerdo con la primera de las conclusiones destacadas:
la participación empresarial debe aumentar, debe se facilitada y consultada con las asociaciones empresariales que representen a importantes sectores empresariales, sobre todo cuando hablamos de ayudas públicas.
Y su corolario, la evaluación de resultados, es también inexcusable, porque daría mayor transparencia a la aplicación de recursos públicos en materia de internacionalización.

Pero respecto a la segunda demanda de la Cumbre, en absoluto creo que sea necesario oponer de forma tan tajante los 2 modelos, porque son complementarios entre sí dentro de los sectores exportadores: la experiencia y las capacidades de anticipación y arrastre de las grandes empresas son uno de los grandes inputs de un sector, en donde la 'coopetición' produce los mayores retornos.

El debate en torno a nuestros sectores industriales está presente también en este artículo de Pedro Schwartz en Expansion (12 nov. 2009):
http://www.expansion.com/2009/11/11/opinion/1257973862.html

"Visión personal - El espejismo de la política industrial
Publicado el 12-11-09 , por Pedro Schwartz

Un artículo editorial de este periódico, que con tanta paciencia acoge mis opiniones en sus páginas, reclamaba al Gobierno una verdadera política industrial y señalaba un indicio de la ausencia de una estrategia industrial nacional: lo exiguo de los fondos asignados al Ministerio de Industria en los Presupuestos Generales del Estado ahora sometidos a la consideración del las Cortes.

Creo, por el contrario, que el Estado en todos sus niveles carece de la información y conocimientos necesarios para llevar a cabo ese planeamiento del futuro de la actividad industrial española.

No es sólo que ningún consejo de administración en su sano juicio pondría la dirección de su empresa en manos de cualquiera de los ministros del presente Gobierno, y menos aún del actual presidente del Consejo de Ministros. Digo que la dirección de la estrategia industrial de un país cualquiera no es algo que pueda encargarse a los políticos.

La industria española y toda la actividad empresarial de nuestro país necesita sobre todo un marco regulatorio y fiscal estable, no unos ministros que cambien reglamentos e inventen incentivos para guiar la actividad industrial hacia metas decididas por ellos. En primer lugar, no existe tal cosa como una “industria española”.

Son muy diversos sus sectores y empresas, y su desarrollo debe quedar en manos de empresarios y dirigentes que ponen en juego sus propios recursos y los de sus accionistas para conseguir un beneficio. Ni se pueden tratar de la misma manera la industria alimenticia y la de construcción de automóviles, ni es quién el Gobierno para decidir la primacía de las empresas de informática sobre las del calzado. Es una ilusión la mera idea de que puedan ser los ministros quienes decidan cuál es el “modelo económico” que conviene más a España y cómo conseguir un “crecimiento sostenible” –no digamos el conseguirlo por ley–.

Ya sé que hay actividades, como la producción y distribución de energía, en las que la regulación es ubicua y cambiante, por lo que el peso de la Administración pública es grande. Los políticos deciden si deben relanzarse las centrales nucleares, o cuál sea el régimen tarifario de la electricidad, o la forma de distribuir el gas. El presidente del Gobierno fuerza a que el apoyo especial al carbón de su distrito electoral recaiga sobre la cuenta de la luz.

La maraña de incentivos y subvenciones ideadas por las Administraciones públicas para conseguir que la producción de energía sea más amigable para la atmósfera me recuerda la lotería de Babilonia de un cuento de Borges: una confusión de premios y castigos carentes de lógica. Aún queda mucho trecho para que en el sector de la energía rija la libre competencia, si es que ello es posible mientras Putin no crea en ella, pero ese día llegará.

El modelo de Neelie Kroes
La intervención del Estado y la Administración pública, en general, más bien debería seguir el modelo de la política de Neelie Kroes, la comisaria europea de Competencia, en la disputa sobre la venta de la Opel por la General Motors. Estaba dispuesta la comisaria a que los diversos países miembros de la Unión Europea concedieran ayudas a esta marca de fabricación de vehículos para que ésta se salvase de la catástrofe: discutible pero comprensible.

Sin embargo, avisó de que no consentiría subvenciones y ayudas estatales condicionadas al mantenimiento de las plantas de producción nacionales cuando fueran menos eficientes que las de países vecinos. Su loable intención era la de evitar la compra de votos a costa del saneamiento de la industria del motor europea. Es decir que Neelie Kroes buscaba mantener un marco regulatorio neutral para ese importante sector productivo.

Tal es el espíritu que debería presidir nuestro sistema impositivo: la neutralidad y la estabilidad. Es una vana ilusión pensar que se dirige y mejora la economía nacional con la discriminación fiscal entre distintas actividades y repetidos cambios de la tarifa y figura de los impuestos.

El tipo del Impuesto de Sociedades debería ser igual para todas las empresas, grandes y pequeñas: un tipo muy reducido sin deducciones arbitrarias y enfadosas, del tipo de la deducción por inversiones en el extranjero, a la que se opone la Comisión Europea.

Las reducciones de impuestos que exige el relanzamiento de nuestra economía deberían ser permanentes. Sólo un marco de regulación y fiscalidad estable a través de los tiempos permite a las empresas poner en práctica su propia política industrial. El Ministerio de Industria debería cerrarse, como intentó hacerlo el Sr. Aznar."

Y por último, en el campo de la investigación y la innovación, el enfoque sectorial es el de TecnoEuropa del 7PM, de los clusters y polos de competitividad, etc.
Las plataformas e institutos tecnológicos o las Asociaciones empresariales están en el corazoón de las actividades del CDTI en TecnoEuropa.
(http://www.ader.es/uploads/media/Prog.TECNOEUROPA-09_01.pdf y
http://www.redit.es/pdfs/5.%20Programa%20TECNOEUROPA.pdf).

Sólo nos falta oir la opinión de las grandes asociaciones de exportadores.

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