El porqué de este blog.

Con mi algo de experiencia profesional en comercio internacional y algo más en el uso de la información que se hace en este campo, quiero recoger en este blog aquellas opiniones, argumentaciones o diagnósticos que nos aporten más conocimiento en materia de IEI.
Y continuar así mi recorrido por la Inteligencia Económica que empecé allá por 1996, en París.

Estoy convencida de que la Inteligencia Económica Internacional es una potente herramienta para reforzar la competitividad de las empresas españolas, de los profesionales y de los expertos públicos o privados en el campo del comercio internacional.

Espero compartir opiniones, debates y propuestas, siempre con un enfoque abierto a los escenarios globales.
Y no sólo en este blog: espero también en ASEPIC, Asociación Española para la Promoción de la Inteligencia Competiva, de la que soy socio individual (www.asepic.com.es).

Inés Robredo.

martes, 1 de septiembre de 2009

Competitividad - Expansion, julio 2009

Fuente: Expansion, La Llave on-line
http://www.expansion.com/2009/07/29/opinion/llave-online/1248895712.html


Hablemos claro sobre competitividad
Publicado el 29-07-2009 , por Clemente González Soler

"El auténtico problema de la economía española se llama competitividad. Lo era en tiempos de bonanza, cuando nuestro déficit exterior era de récord, y lo sigue siendo ahora, cuando este factor resulta fundamental para superar la crisis.

Distintos institutos económicos sitúan la competitividad de nuestra economía en una horquilla que oscila entre el puesto 29 y el 33 de la tabla mundial, una posición realmente muy atrasada, y hasta cierto punto contradictoria con una economía que se postula como la octava del mundo.
Mejorar la competitividad es la expresión fetiche de muchos políticos, líderes empresariales y analistas, probablemente lugar de encuentro y consenso a la hora de resumir los males que nos aquejan y dictar una solución.

“La economía española tiene que incrementar su competitividad”, oímos una y otra vez. Muchos creen que se trata de una asignatura pendiente de la empresa, de la que sólo ella es responsable, y por este motivo, el único esfuerzo de superación debe recaer también sobre ella. Sin embargo, la formulación y solución del problema es más compleja.

Uno de los componentes de la competitividad empresarial es, sin duda, la productividad, y ésta depende en un 70% aproximadamente de la capacidad de organización e innovación en los procesos productivos de las propias empresas.

El otro 30%, en cambio, es atribuible a factores exógenos que nada tienen que ver con la voluntad empresarial. Una empresa puede disponer de la tecnología necesaria, de las instalaciones idóneas, de una eficaz red comercial y, sin embargo, ver comprometida su eficiencia por una serie de elementos externos que se escapan de su control.

Nos referimos, por ejemplo, al absentismo laboral, con una ratio de entre el 6% y el 15%, o a la formación, con un índice de fracaso escolar que supera el 40% en el tramo de la enseñanza obligatoria y que nos sitúa, esta vez sí, en la cima europea de destrucción del capital humano.
España, lo hemos oído muchas veces a empresarios que operan en el sector industrial, presenta un grave déficit de oficios; esto es, de trabajadores especializados en el amplio catálogo de tareas propias de la industria, y ese problema consume recursos en forma de tiempo y dinero para la formación, que íntegramente debe asumir el empresario. He aquí, pues, otra rémora importante para la empresa, cuya solución pasaría por una reforma completa del sistema de Formación Profesional.

Costes salariales
Otro factor que apunta directamente al centro mismo de la competitividad empresarial es el de los costes salariales. Costes que, por lo general, y debido a la legislación laboral que tenemos en España, son extraordinariamente superiores a los que soportan las empresas en los países de nuestro entorno. Datos de la oficina estadística europea apuntan a que los impuestos sobre el trabajo representan el 35,6% de los costes laborales en España, mientras que en economías más competitivas, como las de Japón o Estados Unidos, representan el 23,2% o el 29,9%, respectivamente.
Y otro tanto se podría decir del lastre que supone para la competitividad la vigencia de unas cláusulas por despido improcedente que constituyen un coste real para el empleo en nuestro país, pues obliga al empresario a provisionar en su balance, año tras año, los fondos correspondientes para afrontar ajustes si llegan épocas de vacas flacas. Sólo a título de ejemplo, baste señalar que el despido improcedente en España para un trabajador medio es un 176% más elevado que en el Reino Unido y un 200% superior al de Francia.

Finalmente, entre los factores exógenos que influyen en la competitividad empresarial tenemos que citar a los relacionados con la fiscalidad, que pesa sobre los beneficios. España se encuentra entre los cinco países de la OCDE con el tipo general del Impuesto sobre Sociedades más alto, situado en el 30%, mientras que la media de los países que comparten euro se sitúa en cotas cercanas al 25%, y se reduce por debajo del 20% en el caso de los nuevos socios comunitarios de la Europa del Este.

He aquí, pues, un factor decisivo y para nosotros adverso, de competitividad fiscal, que ha llevado a que, tan sólo en un año, las inversiones extranjeras en nuestro país se hayan reducido en un 90%.Es imprescindible que España gane la batalla de la competitividad, pues de ello depende que salgamos de esta crisis generando empleo y riqueza en nuestro país.

La responsabilidad de los empresarios es ajustar su oferta en cantidad y calidad a las exigencias del mercado, y en esa tarea andamos todos. La del Gobierno consiste en crear las condiciones legales necesarias para no entorpecer ni condicionar el desarrollo empresarial. Lo que no puede ser es que, en un mercado global, unos corran con material deportivo de última generación y otros lo hagamos atados de pies y manos."


IEI - Destacamos su mención a la productividad que depende "en un 70% aproximadamente de la capacidad de organización e innovación en los procesos productivos de las propias empresas."
Revisemos pues los procesos en cuanto se produzca un impasse, un parón o un frenazo en las relaciones entre responsables de área y atendamos a los signos que nos lleguen de abajo arriba.

+ info:
CGS es Presidente del Grupo alibérico (http://www.aliberico.com/esp/default.cfm) y de Adefam http://www.adefam.com/.

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